[CLUB DE JÓVENES CRÍTICOS] Existen otras formas de ver el mundo

Las Aventuras Musicales de Sisi y Lala vuelve como Sisi y su primer Ballet. La función dirigida por Mateo Chiarella regresa con su tercera temporada al Gran Teatro Nacional (GTN). Esta vez el espectáculo -a diferencia de las temporadas anteriores con funciones programadas para la tarde-  se presentó durante la mañana del sábado 22 y domingo 23 de Junio.

La sonrisa de Sisi

El reloj marcaba las 11:30 AM -hora de la “primera llamada”- y el Club de Jóvenes Críticos aún entrevistaba a Mateo Chiarella. Finalizada la entrevista, salimos del camerino de Chiarella y vimos a una persona -que pasaba por el pasillo-  imposible no reconocerla. Tenía estatura promedio, cabellera azul, vestía un polo amarillo, un legging rayado como una cebra y un tutú color rosado. Nos regaló una sonrisa y una tierna mirada y entró rápidamente -por la puerta trasera- a la sala del teatro. Patricia Barreto, quien daba vida a Sisi, estaba más que lista para la función.

No cabía ni un solo alfiler más

Las butacas estaban repletas. Desde el segundo piso de la sala de teatro se observaba la gran cantidad de personas. Todos estaban emocionados por escuchar esa “tercera llamada”, esa voz que les daría el pase a disfrutar, junto a Sisi y su fiel compañera Lala, la tercera aventura musical del año.

Sisi y su primera clase de ballet

A Sisi le encanta el Ballet, por ello su papá la ha matriculado en clases de dicho baile. Su maestro, el gran Ballentin Balleté, es amigo de su padre y está dispuesto a apoyarla a ser la mejor bailarina de ballet, aunque nuestra amiga a veces lo “saque de sus casillas”.

La pequeña Sisi está tan emocionada que quiere ir directo a los pasos del baile, sin antes calentar, pero su maestro le enseña la importancia de elongar y Sisi lo comprende. “Mire (nada más) que veo a algunos alumnos que no han elongado” -enfatiza Sisi en la última palabra  mientras habla al público. La sala ríe por la manera en como lo dice. “A la cuenta de tres todos vamos a estirarnos para que el maestro nos pueda enseñar los pasos”. Sisi se había convertido en la maestra de la clase y Balleté la observaba atentamente.

El rompimiento de la “cuarta pared”

Encontrar una obra para un público infantil sin usar este recurso es poco común. La interacción con los espectadores es vital en esta obra, ya que el niño tiende a responder naturalmente a los estímulos de su entorno, especialmente los que “llaman su atención”. En esta función hay dos elementos claves para su entendimiento:  el sonido y la luz.

“Tranquila, Sisi, puedes descansar un momento mientras yo continuo con los demás alumnos”. “¿Que otros alumnos?”. “¡Con ellos!”, contesta el maestro Balleté mientras señala al público y suena  una campanilla y se encienden las luces con dirección a la butacas -mágicamente esta técnica puede aparecer y desaparecer al público. Cuando aparecen los nuevos alumnos, Sisi se prepara para hacerlos elongar.

No llores, Sisi

Terminada la clase de ballet, el maestro Ballentin Balleté se retiró, pero no  se dió cuenta de cierto detalle: algo se había quebrado dentro de su pequeña alumna. “Hasta mañana maestro Ballentine” pronuncia Sisi con una voz entrecortada -era su  frustración la que hablaba, pues los pasos no resultaron como ella había esperado.

¿Por qué llora?

“¿Por qué no lo hizo bien?” -se escucha en el primer piso.

“Papá, ¿por qué?” -se oye en el tercer piso. Los niños intentan comprender a su protagonista y para ello recurren a sus adultos. Papá, mamá, abuelo, abuela -entre otros familiares- tienen la misión de explicarles lo que pasa en esta corta historia de ficción, aunque para los pequeños la historia es tan real como lo son papá y mamá.

Un historia dentro de otra historia

De repente Sisi encuentra unos zapatitos color rojo que llaman su atención, es así que deja la tristeza y decide probarse esos zapatitos. Lo que no esperaba era ser confundida con una gran bailarina de Ballet por el compositor Tchaikovsky. “No soy una gran bailarina” -responde Sisi mientras su voz vuelve a quebrarse poco a poco- “Ni siquiera bailo bien”. Tchaikovsky comprende la situación y llama a María,  quien es encargada de las actividades del hogar y una gran bailarina de ballet  

Le pide que le muestre algunos movimientos del Ballet a Sisi para que luego ella pueda intentarlo. Tchaikovsky las acompaña con un canto al ritmo de la melodía.

Primero para abajo un plië, y luego para arriba un relevé,

                                               da un giro y otro y otro cerraremos este baile con jeté

Maria además le enseña a Sisi un movimiento sencillo, pero difícil de expresarse en nuestros días. Maria flexiona ligeramente la pierna izquierda, luego encoge la mano derecha hacia el pecho y lo estira hacia  Sisi. Tchaikovsky se sintió muy contento, ya que “ese movimiento significa «amor» en el ballet”

La trilogía llega a su fin

El compositor Tchaikovsky tiene una idea gracias a Sisi y sale del escenario a terminar su composición, junto con María. Luego Sisi pide disculpas a Lala y vuelven a ser grandes amigas. Por otro lado, el profesor Ballentin Balleté había regresado al salón de clases y cómo encontró a Sisi y Lala las invitó a quedarse a observar una presentación de Ballet. Ambos personajes quedaron maravillados.

El tiempo le hizo comprender a Sisi que, como le había dicho su papá, debía ser ella misma. Es así que después de pasar por conciertos, óperas y ballet, Sisi encontró lo que realmente le hacía inmensamente feliz: la marinera. Ahora podemos comprender que no todo se tiene que decir con palabras, ya que existen otras formas de ver el mundo.

Por: Ronald Cueva Pariona

ronald.cueva1@unmsm.edu.pe

Foto: Cortesía del Gran Teatro Nacional

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